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El sevillano Chema Rodríguez llegó a emocionar al público de la Berlinale con Coyote, una impresionante historia sobre la inmigración en Centroamérica. “La inmigración ilegal es elegir a las personas que quieres y no saber si las volverás a ver en un mes, cuatro años o nunca”, afirma. Se llama Chema Rodríguez y desde que su madre le regaló un atlas cuando tenía 14 años, supo que quería viajar. Con aquel libro comenzó la historia de un chico del Polígono de San Pablo que se marchó a los 18 años de expedición al Amazonas, que ha vivido Al filo de lo imposible en la Patagonia, que conoce los 5 continentes, ha escrito dos libros de viajes, ha realizado decenas de documentales para televisión y que en 2006 ganó el segundo Premio del Público del Festival de Cine de Berlín con Estrellas de la Línea.De aquel documental surgió Coyote, la película con la que durante estos días Chema ha emocionado hasta la médula al público de la Berlinale y con la que el pasado viernes abarrotó la sala 7 del Cinestar del Sonycenter de Berlín gracias a las buenas críticas recibidas: el público rió, lloró y aplaudió sin descanso. Coyote cuenta la historia de un traficante de emigrantes entre Guatemala y Estados Unidos a través de las carreteras de México. “La clave de la historia es el personaje, un coyote, una persona machista, violenta y bebedora”, pero a la vez “un tío afable, simpático, cariñoso” que se considera “un artista que da un servicio social”.El realizador sevillano comenta divertido que “trabaja como si fuera un director de teatro que convierte a sus clientes en gente respetable: un músico, una vendedora de cosméticos…”. Emoción, humor y viaje son tres de las claves en el trabajo de este realizador que ha dirigido más de 40 producciones para Televisión Española. “Es una película sobre la huida, la soledad y el desarraigo. A mí me interesa contar los conflictos, las relaciones que se producen entre las personas” y define la “inmigración ilegal” de un modo muy particular: “Elegir a las tres personas que más quieres y no saber si los vas a volver a ver en un mes, tres meses, cuatro años o nunca”.Para contar esta tragedia cotidiana utiliza “mucho sentido del humor”, pues, como él mismo subraya, “los centroamericanos tienen la virtud de vivir el drama como una comedia”. La realización de este documental, para el que necesitaron más de un mes de rodaje, no tuvo nada de cómica. “Nos asaltaron los paramilitares, nos perseguía la policía, a ellas casi las violan… Sufrimos las mismas cosas que ellos”, confiesa.
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