abc.es - VALENTIN Aguilar
En estos tiempos de dictadura de lo políticamente correcto son escasas las ocasiones donde aquellos que tienen responsabilidades de gobierno dejan al descubierto el verdadero trasfondo político-ideológico de sus acciones. En un reciente viaje a Senegal del ministro Pérez Rubalcaba tuvo lugar una de esas raras situaciones.
El motivo del viaje del titular de Interior era negociar un acuerdo entre España y el país africano para la repatriación de los menores senegaleses que emigran solos a nuestro país. Tras mantener un encuentro con el ministro de Interior de Senegal, Rubalcaba declaró ante los medios de comunicación españoles desplazados hasta Dakar que "con los menores hay que hacer lo mismo que con la inmigración ilegal en general" y que "deben saber que no merece la pena jugarse la vida en un cayuco, porque los que lleguen de manera ilegal serán repatriados". Por fin el Gobierno de España ha reconocido abiertamente lo que venimos denunciando reiteradamente los colectivos que trabajamos en defensa de los derechos de los menores extranjeros no acompañados: que se antepone su condición de inmigrantes a la de menores, a pesar de que ello contradice flagrantemente lo dispuesto por la Convención de los Derechos del Niño y por Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor, que fijan como criterio rector de toda decisión que afecte a un menor la protección de su "interés superior", independientemente de su nacionalidad o situación administrativa.
Aprovechó la ocasión el ministro para seguir arrojando luz sobre las directrices de la gestión de flujos migratorios española, al felicitarse porque "el mensaje disuasorio" para la inmigración irregular que ha supuesto el despliegue de Frontex frente a las costas de Africa Occidental y la presencia de la Guardia Civil y la Policía Nacional española en Senegal (algo incompatible con el respeto al art. 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) "ha sido muy exitoso aquí". Eso sí, remarcó que la disminución de la llegada de cayucos a Canarias es producto de la represión a través de los medios descritos y no porque la crisis económica haya hecho a España un destino menos atractivo para la inmigración subsahariana, advirtiendo que "no podemos bajar la guardia" ya que "la diferencia de bienestar es mayor con crisis que sin crisis". Efectivamente, la actual crisis global golpea con mayor dureza a los países empobrecidos, que carecen de las estructuras institucionales, económicas y sociales para ofrecer un mínimo auxilio a su ciudadanía en este contexto desfavorable. Por lo tanto, los nacionales de Senegal ahora más que nunca pueden ver como salida buscar una vida con un mínimo de dignidad en España. Ante esta situación, la apuesta de Pérez Rubalcaba, y por ende del Gobierno español, es afianzar el "mensaje disuasorio" frente a los posibles candidatos a la inmigración.
Y por si acaso pudiera quedar algún matiz oscuro en el discurso, se aprovechó este prolífico viaje para imponer la medalla al Mérito Policial al citado ministro del Interior senegalés y a varios altos mandos del ejército de Senegal, por su aportación en la represión de la inmigración irregular, al mismo tiempo que se entregaban bombas de achique para ayudar a paliar los daños que las inundaciones provocan en el país africano. No se nos ocurre mejor manera para escenificar la instrumentalización de la ayuda al desarrollo española en Africa Occidental que se auspició con la puesta en marcha del Plan Africa por España en 2006 (renovado por 2 años recientemente): serán agraciados con la cooperación española los países africanos que se muestren "eficientes" en el control de la inmigración irregular que tiene origen o transita por los mismos.
No podemos más que mostrar por enésima vez nuestro rechazo a una gestión de las migraciones y de la cooperación tan alejada de conceptos como el respeto estricto de los derechos humanos, la solidaridad, la justicia global..., que deberían presidir estas políticas en toda democracia avanzada. Ahora bien, agradecemos el "ataque de claridad" al señor Pérez Rubalcaba, aunque sea al menos porque nos permite saber "oficialmente" a qué atenernos.
* Delegado de la Asociación Pro Derechos Humanos-Andalucía en Córdoba
En estos tiempos de dictadura de lo políticamente correcto son escasas las ocasiones donde aquellos que tienen responsabilidades de gobierno dejan al descubierto el verdadero trasfondo político-ideológico de sus acciones. En un reciente viaje a Senegal del ministro Pérez Rubalcaba tuvo lugar una de esas raras situaciones.
El motivo del viaje del titular de Interior era negociar un acuerdo entre España y el país africano para la repatriación de los menores senegaleses que emigran solos a nuestro país. Tras mantener un encuentro con el ministro de Interior de Senegal, Rubalcaba declaró ante los medios de comunicación españoles desplazados hasta Dakar que "con los menores hay que hacer lo mismo que con la inmigración ilegal en general" y que "deben saber que no merece la pena jugarse la vida en un cayuco, porque los que lleguen de manera ilegal serán repatriados". Por fin el Gobierno de España ha reconocido abiertamente lo que venimos denunciando reiteradamente los colectivos que trabajamos en defensa de los derechos de los menores extranjeros no acompañados: que se antepone su condición de inmigrantes a la de menores, a pesar de que ello contradice flagrantemente lo dispuesto por la Convención de los Derechos del Niño y por Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor, que fijan como criterio rector de toda decisión que afecte a un menor la protección de su "interés superior", independientemente de su nacionalidad o situación administrativa.
Aprovechó la ocasión el ministro para seguir arrojando luz sobre las directrices de la gestión de flujos migratorios española, al felicitarse porque "el mensaje disuasorio" para la inmigración irregular que ha supuesto el despliegue de Frontex frente a las costas de Africa Occidental y la presencia de la Guardia Civil y la Policía Nacional española en Senegal (algo incompatible con el respeto al art. 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) "ha sido muy exitoso aquí". Eso sí, remarcó que la disminución de la llegada de cayucos a Canarias es producto de la represión a través de los medios descritos y no porque la crisis económica haya hecho a España un destino menos atractivo para la inmigración subsahariana, advirtiendo que "no podemos bajar la guardia" ya que "la diferencia de bienestar es mayor con crisis que sin crisis". Efectivamente, la actual crisis global golpea con mayor dureza a los países empobrecidos, que carecen de las estructuras institucionales, económicas y sociales para ofrecer un mínimo auxilio a su ciudadanía en este contexto desfavorable. Por lo tanto, los nacionales de Senegal ahora más que nunca pueden ver como salida buscar una vida con un mínimo de dignidad en España. Ante esta situación, la apuesta de Pérez Rubalcaba, y por ende del Gobierno español, es afianzar el "mensaje disuasorio" frente a los posibles candidatos a la inmigración.
Y por si acaso pudiera quedar algún matiz oscuro en el discurso, se aprovechó este prolífico viaje para imponer la medalla al Mérito Policial al citado ministro del Interior senegalés y a varios altos mandos del ejército de Senegal, por su aportación en la represión de la inmigración irregular, al mismo tiempo que se entregaban bombas de achique para ayudar a paliar los daños que las inundaciones provocan en el país africano. No se nos ocurre mejor manera para escenificar la instrumentalización de la ayuda al desarrollo española en Africa Occidental que se auspició con la puesta en marcha del Plan Africa por España en 2006 (renovado por 2 años recientemente): serán agraciados con la cooperación española los países africanos que se muestren "eficientes" en el control de la inmigración irregular que tiene origen o transita por los mismos.
No podemos más que mostrar por enésima vez nuestro rechazo a una gestión de las migraciones y de la cooperación tan alejada de conceptos como el respeto estricto de los derechos humanos, la solidaridad, la justicia global..., que deberían presidir estas políticas en toda democracia avanzada. Ahora bien, agradecemos el "ataque de claridad" al señor Pérez Rubalcaba, aunque sea al menos porque nos permite saber "oficialmente" a qué atenernos.
* Delegado de la Asociación Pro Derechos Humanos-Andalucía en Córdoba
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