SONIA GARCÍA GARCÍA / BARCELONA - elperiodico.com
CHARLA SOBRE EL SÍNDROME DE ULISES.
Director del Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados (SAPPIR), Joseba Achotegui ha hecho de la atención a la inmigración casi un apostolado. Hoy, en Lleida, habla sobre el Síndrome d’Ulisses; el dolor i l’estrès de la migració. Foto: CLICK ART/DAVID BORRAT
–¿En qué consiste este síndrome?–Es un cuadro de estrés crónico y múltiple que viven los que están en situaciones extremas. Recurro al mito de Ulises, en La Odisea, que tarda 20 años en regresar a Ítaca.
–¿Son los nuevos Ulises?
–Sí. Lejos de sus seres queridos, perseguidos por no tener papeles. Son los Nadie delante de Polifemo.
–¿Siempre ha sido así?–No. Trabajo con inmigrantes desde los años 80 y no estaban tan acosados ni tan excluidos socialmente. Los grandes problemas que minan la salud mental del inmigrante empiezan a detectarse sobre el 2002.
–¿Son muchos los afectados?–Sí, es un número muy grande. No solo en España o Europa, sino también en Japón y en EEUU. Con la globalización las cosas se parecen.
–¿Cuáles son los síntomas?–Cefalea, nerviosismo, tristeza. Viven un estrés tan intenso que supera la capacidad humana. No se puede vivir sin red, asustado, perseguido. Estar en la indefensión social daña la estructura de la personalidad.
–¿Es una enfermedad mental?–Muchos son diagnosticados como enfermos mentales. Y se están cometiendo errores. No requieren tratamientos médicos o psiquiátricos, sino programas psicoeducativos y psicoterapéuticos. Porque son gente que mantiene su autonomía personal y tiene proyectos.
–¿A qué se debe este síndrome?–A que las migraciones no son las mismas que hace 10 años. Ahora las familias están rotas, las que más emigran son mujeres y niños y lo hacen solos. No son aquellas caravanas del oeste. O las familias que viajaban en Las uvas de la ira. Eso ya no existe, es historia.
–¿Qué le interesa de este asunto?–Admiro mucho a los inmigrantes, son auténticos Ulises, superan peligros, adversidades, soledades.
–¿La sociedad ha sido nómada?–Sí, somos buenos inmigrantes, pero ahora lo están pasando mal. Se les trata como si fueran contenedores de basura o mercancías caducadas, hay una falta de respeto.
–La inmigración es todo un reto...–Sí, afecta a todo el mundo, como en un tablero de ajedrez: todas las fichas quedan cambiadas.
Director del Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados (SAPPIR), Joseba Achotegui ha hecho de la atención a la inmigración casi un apostolado. Hoy, en Lleida, habla sobre el Síndrome d’Ulisses; el dolor i l’estrès de la migració. Foto: CLICK ART/DAVID BORRAT
–¿En qué consiste este síndrome?–Es un cuadro de estrés crónico y múltiple que viven los que están en situaciones extremas. Recurro al mito de Ulises, en La Odisea, que tarda 20 años en regresar a Ítaca.
–¿Son los nuevos Ulises?
–Sí. Lejos de sus seres queridos, perseguidos por no tener papeles. Son los Nadie delante de Polifemo.
–¿Siempre ha sido así?–No. Trabajo con inmigrantes desde los años 80 y no estaban tan acosados ni tan excluidos socialmente. Los grandes problemas que minan la salud mental del inmigrante empiezan a detectarse sobre el 2002.
–¿Son muchos los afectados?–Sí, es un número muy grande. No solo en España o Europa, sino también en Japón y en EEUU. Con la globalización las cosas se parecen.
–¿Cuáles son los síntomas?–Cefalea, nerviosismo, tristeza. Viven un estrés tan intenso que supera la capacidad humana. No se puede vivir sin red, asustado, perseguido. Estar en la indefensión social daña la estructura de la personalidad.
–¿Es una enfermedad mental?–Muchos son diagnosticados como enfermos mentales. Y se están cometiendo errores. No requieren tratamientos médicos o psiquiátricos, sino programas psicoeducativos y psicoterapéuticos. Porque son gente que mantiene su autonomía personal y tiene proyectos.
–¿A qué se debe este síndrome?–A que las migraciones no son las mismas que hace 10 años. Ahora las familias están rotas, las que más emigran son mujeres y niños y lo hacen solos. No son aquellas caravanas del oeste. O las familias que viajaban en Las uvas de la ira. Eso ya no existe, es historia.
–¿Qué le interesa de este asunto?–Admiro mucho a los inmigrantes, son auténticos Ulises, superan peligros, adversidades, soledades.
–¿La sociedad ha sido nómada?–Sí, somos buenos inmigrantes, pero ahora lo están pasando mal. Se les trata como si fueran contenedores de basura o mercancías caducadas, hay una falta de respeto.
–La inmigración es todo un reto...–Sí, afecta a todo el mundo, como en un tablero de ajedrez: todas las fichas quedan cambiadas.
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