Las 'I Jornadas de Inmigración y Tráfico de Personas', inauguradas el lunes con visión policíaca, dieron ayer un giro algo brusco en un intento por enseñar con qué ojos le miran a este fenómeno la Universidad de Cantabria, que ayudó con tres conferenciantes, y las ONG´s, que aportaron uno aunque no era el previsto.
La intervención, el día anterior, de tres auténticos 'gallos' en asuntos de inmigración legal e ilegal -el comisario general de Extranjería y Documentación, el inspector jefe de la Unidad de Relaciones Comunitarias y Bilaterales y el comisario jefe de la Brigada Central contra las Redes de Inmigración- resonaba todavía en el Aula Magna de Derecho cuando el primero de los ponentes previstos para la segunda jornada se subió al estrado y empezó su conferencia.
Alejandro Movellán Vázquez, profesor de la Universidad de Cantabria, habló de la 'Unión Europea: España como país receptor de inmigrantes'. Le sucedió un colega, Rafael Domínguez Martín, también profesor de la Universidad de Cantabria, que disertó sobre 'Políticas en materia de inmigración e integración social'. Y a este otra compañera, Alexandra Gutiérrez Cruz, también profesora de la Universidad de Cantabria, que durante su ponencia 'Inmigración y sociedad' expresó su desacuerdo con el trato de la prensa a las noticias relacionadas con la inmigración.
El fin de su conferencia, el susurro de un asistente con galones -«esta gente está muy alejada de la realidad de la inmigración»- y el anuncio de que Ana María García Caro (representante de 'Acsur') no iba a estar, dieron la oportunidad a su sustituto, Peio Aierbe (miembro de 'SOS Racismo'), de lograr lo que ningún otro conferenciante había logrado antes: Dividir a los asistentes entre quienes se quedaron para tratar de averiguar de qué estaba hablando y quienes, directamente, se fueron a tomar el sol.
Aierbe, que tituló su ponencia 'Trata, una realidad clara, un concepto maleado' y empezó calificando de «un rollo patatero» la definición de trata de personas, dedicó 20 minutos de su conferencia a poner pegas al tríptico de la organización y durante el resto de su tiempo arremetió contra la prensa por tratar como trata los asuntos relacionados con la inmigración, atendiendo a un asistente que le interrumpió para preguntárle de qué estaba hablando e intentando aclarar a los demás -policías la mayoría- que la noticia que había puesto en la pantalla a modo de ejemplo para criticar a los medios de comunicación la eligió al azar: «Un policía de La Junquera, acusado de traficar con mujeres».[eldiariomontanes.es]
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