2007/07/05

Los españoles y la inmigración

El último barómetro del Instituto Elcano ha señalado que una amplia mayoría de los españoles (un 70,3%) apoyaría un nuevo proceso de regularización de inmigrantes ilegales. Según dicho sondeo, sólo el 26,3% se opondría a una medida de estas características. Como dato importante, cabe señalar que el 65% de los españoles no descarta que este proceso fuera a provocar un “efecto llamada” que atrajera a más inmigrantes, pero esta posibilidad no les lleva a cuestionar su apoyo a un nuevo proceso.

Los datos del barómetro vienen a reafirmar que la mayoría de los españoles no se han dejado contagiar por el virus de la xenofobia, aunque existe un porcentaje todavía importante (casi la cuarta parte) que sí muestra algún tipo de rechazo u hostilidad a la presencia, al menos en forma legal, de los inmigrantes. En las recientes elecciones municipales se produjeron algunos episodios claros de xenofobia, aunque su rentabilidad política fue desigual. Mientras que al candidato del PP a la alcaldía de Badalona su elaboración de un video xenófobo le permitió conseguir un ligero aumento de votos, el Partido Andalucista, cuyo candidato a la alcaldía de Sevilla utilizó también argumentos similares, perdió toda su representación municipal en una ciudad de la que llegó en una ocasión a ostentar la alcaldía.

Por otro lado, la publicación de un estudio “Inmigración y mercado de trabajo. Informe 2007” ha servido para echar por tierra los argumentos de los xenófobos al destacar, por ejemplo, que la regularización de inmigrantes ha resultado “beneficiosa para el mercado laboral,” porque ha llevado a la gran bolsa de ilegales que entró y consiguió un empleo en España durante el mandato de Aznar, pero no pudo obtener papeles, a cotizar a la Seguridad Social. Más importante aún, el estudio sugiere que la entrada de inmigrantes “no ha supuesto una reducción en las oportunidades de empleo ni en los salarios de los españoles.” Esto tiene su explicación en el hecho de que, por un lado, los inmigrantes han ocupado puestos de trabajo que españoles no desean, ya sea por llevar aparejados bajos salarios o por tratarse de empleos de escasa relevancia social. Por el contrario, cabe afirmar que los beneficios que los inmigrantes aportan a la economía española, que fueron estimados en unos 5.000 millones de euros en 2005, han generado nuevas oportunidades de empleo para los nativos. De hecho, en estos pasados 10 años, en los que se registró la mayor entrada de inmigrantes de la historia, se ha producido un fuerte descenso de la tasa de desempleo en España: desde un 22% de mediados de la década de los noventa al 8% de la actualidad.

Por otro lado, el informe señala que en 2006 hubo un incremento de 282.876 residentes extranjeros en España, el menor de los producidos en los últimos cinco años en términos absolutos, lo que también “desmiente el efecto llamada” que supuestamente habría tenido la regularización, según sus críticos.

En todo caso, la necesidad de inmigrantes se irá incrementando en los próximos años. Según el Instituto de Política Familiar (IPF), en el 2050 España dispondrá de la “peor relación jubilados-población activa de la Unión Europea.” Las proyecciones futuras sugieren que se necesitará mano de obra joven extranjera con el fin de generar los recursos necesarios para pagar las pensiones a los mayores y sostener la Seguridad Social. Además, la existencia de una gran cantidad de mayores va a dar lugar a un fuerte incremento del sector asistencial, que creará empleos que tendrán seguramente que ser desempeñados por inmigrantes, como ya sucede en la actualidad.
Por todo ello, los argumentos prácticos que pueden emplearse en la lucha contra la xenofobia son tan numerosos como irrefutables. Sin embargo, tales argumentos, unidos a otros de tipo moral, son insuficientes a la hora de plantear una lucha eficaz en contra de este fenómeno. Es necesario, al mismo tiempo, abordar este problema mediante medidas legislativas y otras de tipo educativo para abortar el crecimiento de un fenómeno que puede convertirse en una de las principales amenazas a corto plazo para nuestra todavía joven democracia.
Por: elplural.com

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