2012 ha sido declarado "Año Europeo del Envejecimiento Activo y Solidaridad Intergeneracional". Es por ello de interés hacer algunas reflexiones sobre el acercamiento entre generaciones para el logro de una sociedad para todas las edades, destacando que tales relaciones se dan espontáneamente en la vida cotidiana y que promoverlas de manera consciente exige responsabilidad, atención a su complejidad e implicaciones.
En la actualidad conviven simultáneamente personas de distintas generaciones que responden a épocas en donde cada una se ha desarrollado en distintos procesos de socialización y cambios culturales. Podemos decir que hoy es mayor la distancia entre los jóvenes y las personas mayores que la que antes existía entre un hombre del siglo XV y otro de siglo XVIII.
Ser parte de una generación más joven conlleva el que no se comparta las memorias ni los recuerdos de las generaciones anteriores. Cada generación pasa a ser un mundo diferente, distanciado psicológicamente. De ahí que la aparición de cada generación implique, también, un comienzo, una ruptura, un alejamiento. A finales de la década de 1960 los términos asociado a las relaciones entre generaciones eran "conflicto" y "ruptura". La "juventud" se relacionaba con "renovación" y "vejez" con "tradición". En la segunda década de siglo XXI se valoran como positivas las diferencias intergeneracionales, y se plantea la integración y la complementariedad entre generaciones
¿Qué buscamos al promover las relaciones intergeneracionales? Si la respuesta es "acercamiento", cabe preguntarnos: ¿Hay conflicto, ruptura o distanciamiento? ¿Por qué? Si pretendemos mitigar sentimientos de soledad en la vejez, será que creemos que la vejez implica soledad y que la soledad no conviene, ¿por qué? Si se trata de buscar reconocimiento cabría suponer que no lo hay y averiguar por qué. Y, ¿qué esperarán los jóvenes de tal acercamiento y qué las personas mayores?
En este marco de dialogo entre generaciones, es mayor lo que queda por hacer, que lo que se ha conseguido, siendo más las cosas que nos separan que las que nos unen, pero se nota en las personas mayores el interés por comprender las novedades. En este sentido están realizando más esfuerzo que los jóvenes, intentando ponerse al mismo nivel que ellos. La cuestión está en romper con las trincheras culturales y generacionales, y reconocer que hay que configurar el mundo a partir de las diferencias. La construcción de la identidad de la persona mayor no sólo está siendo moldeada por él mismo y sus organizaciones, sino también por los conceptos que de ellos tienen los jóvenes, aceptando y confirmando sus cualidades intactas, la experiencia y sabiduría.
La educación es el medio para fomentar las relaciones intergeneracionales, ayudando a superar las actitudes estereotipadas así como posturas discriminatorias sobre el envejecimiento y personas mayores, con las que nos prejuzgamos unos a otros, los mayores a los jóvenes y los jóvenes a los mayores. No debemos olvidar que cada generación tiene cosas importantes que entregarle a la otra, de manera que recíprocamente se nutran en este intercambio. Se evitará así la segmentación por edades, potenciando la participación social de las distintas generaciones, con nuevo significado a los conceptos de "juventud" y "vejez".
En unos versos escritos en 1914, de autor desconocido, titulados El encuentro , se resalta la necesidad de un diálogo de los viejos con las generaciones nuevas, dispuestas, razonablemente, a desprenderse de lo viejo, colocando en su lugar lo nuevo. El viejo decía al joven: "¡Yo te arrancaré los ojos/ y los colocaré en lugar de los míos y tu me arrancarás los ojos/ y los colocarás en el lugar de los tuyos/ y yo te veré con tus ojos/ y tu me verás con mis ojos/ y nos comprenderemos".
* Doctor en Derecho. Doctor en Ciencias de la Educación. Catedrático (jubilado)
En la actualidad conviven simultáneamente personas de distintas generaciones que responden a épocas en donde cada una se ha desarrollado en distintos procesos de socialización y cambios culturales. Podemos decir que hoy es mayor la distancia entre los jóvenes y las personas mayores que la que antes existía entre un hombre del siglo XV y otro de siglo XVIII.
Ser parte de una generación más joven conlleva el que no se comparta las memorias ni los recuerdos de las generaciones anteriores. Cada generación pasa a ser un mundo diferente, distanciado psicológicamente. De ahí que la aparición de cada generación implique, también, un comienzo, una ruptura, un alejamiento. A finales de la década de 1960 los términos asociado a las relaciones entre generaciones eran "conflicto" y "ruptura". La "juventud" se relacionaba con "renovación" y "vejez" con "tradición". En la segunda década de siglo XXI se valoran como positivas las diferencias intergeneracionales, y se plantea la integración y la complementariedad entre generaciones
¿Qué buscamos al promover las relaciones intergeneracionales? Si la respuesta es "acercamiento", cabe preguntarnos: ¿Hay conflicto, ruptura o distanciamiento? ¿Por qué? Si pretendemos mitigar sentimientos de soledad en la vejez, será que creemos que la vejez implica soledad y que la soledad no conviene, ¿por qué? Si se trata de buscar reconocimiento cabría suponer que no lo hay y averiguar por qué. Y, ¿qué esperarán los jóvenes de tal acercamiento y qué las personas mayores?
En este marco de dialogo entre generaciones, es mayor lo que queda por hacer, que lo que se ha conseguido, siendo más las cosas que nos separan que las que nos unen, pero se nota en las personas mayores el interés por comprender las novedades. En este sentido están realizando más esfuerzo que los jóvenes, intentando ponerse al mismo nivel que ellos. La cuestión está en romper con las trincheras culturales y generacionales, y reconocer que hay que configurar el mundo a partir de las diferencias. La construcción de la identidad de la persona mayor no sólo está siendo moldeada por él mismo y sus organizaciones, sino también por los conceptos que de ellos tienen los jóvenes, aceptando y confirmando sus cualidades intactas, la experiencia y sabiduría.
La educación es el medio para fomentar las relaciones intergeneracionales, ayudando a superar las actitudes estereotipadas así como posturas discriminatorias sobre el envejecimiento y personas mayores, con las que nos prejuzgamos unos a otros, los mayores a los jóvenes y los jóvenes a los mayores. No debemos olvidar que cada generación tiene cosas importantes que entregarle a la otra, de manera que recíprocamente se nutran en este intercambio. Se evitará así la segmentación por edades, potenciando la participación social de las distintas generaciones, con nuevo significado a los conceptos de "juventud" y "vejez".
En unos versos escritos en 1914, de autor desconocido, titulados El encuentro , se resalta la necesidad de un diálogo de los viejos con las generaciones nuevas, dispuestas, razonablemente, a desprenderse de lo viejo, colocando en su lugar lo nuevo. El viejo decía al joven: "¡Yo te arrancaré los ojos/ y los colocaré en lugar de los míos y tu me arrancarás los ojos/ y los colocarás en el lugar de los tuyos/ y yo te veré con tus ojos/ y tu me verás con mis ojos/ y nos comprenderemos".
* Doctor en Derecho. Doctor en Ciencias de la Educación. Catedrático (jubilado)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
PUBLICA TU COMENTARIO