El periodista castrillonense Luis Argeo presentará en el festival 'Documenta
Madrid' un documental sobre los emigrantes del concejo que se fueron a trabajar
a Virginia Occidental
Cuando era un niño había escuchado la historia. Muchos vecinos de Castrillón, algunos familia directa, se habían decidido a cruzar el Atlántico en busca de una vida mejor aceptando la oferta de lo que hoy es Asturiana de Zinc. Consistía en entrar a trabajar en una nueva planta de esta empresa en Virginia Occidental como mano de obra cualificada. Algunos regresaron. Otros decidieron quedarse y sus descendientes son ahora americanos que tratan, algunos, de buscar sus raíces. Luis Argeo, periodista castrillonense, se decidió a retomar el asunto en forma de documental. Una pieza que exhibirá en el festival de cine documental 'Documenta Madrid' el próximo 5 de mayo junto a otros nueve trabajos de otros realizadores después de haber sido seleccionada entre más de 900 cintas.
El trabajo, que comenzó en el verano de 2005, requería una buena dosis de investigación. Una página web denominada 'asturianus.org' que sirve de foro de intercambio entre personas que tratan de recuperar sus raíces asturianas, fue una de las piedras angulares donde encontró una gran cantidad de contactos.
Decidido a sacar adelante el proyecto el siguiente paso era el de elegir el tipo de producción. «Podía ir con mi cámara y ver lo que sacaba, pero me puse en contacto con la televisión pública de Virginia Occidental. Les interesó y me facilitaron material técnico para grabar el documental», explicó Luis Argeo.
Con todo listo, llegó el momento de cruzar el charco. Durante diez intensos días Luis Argeo se dedicó a realizar entrevistas personales, a visitar los pueblos con ascendencia asturiana y a indagar qué quedaba del espíritu de los emigrantes. Un período en el que se encontró con más de una sorpresa que poco tiene que ver con el estereotipo del asturiano emigrante que alcanza la fortuna, el indiano. «Era gente que emigró en busca del sueño americano y luego se encontraron con una vida similar o incluso más perra que la que tenían en Asturias», comentó Argeo.
Las razones de la desilusión, muchas. «Tuvieron que enfrentarse con el problema del idioma, con la marginación, el racismo de grupos como el 'Ku Klux Klan' o las condiciones laborales que les obligaron a realizar huelgas. Sus hijos y sus nietos sí que consiguieron adaptarse, perder la condición de extranjero».
Pero para conseguirlo hizo falta renunciar a ciertos aspectos. «Tuvieron que abandonar un poco la burbuja de asturianía para poder adaptarse», comentó Luis Argeo.
Pasadas varias generaciones y defendiendo la vitola de americanos, aún quedan muchos que tratan de rescatar sus raíces asturianas. «Se ponen en contacto entre ellos para acceder a algún familiar. Pero tienen una visión abstracta de lo que es Asturias». Eso sí, se esfuerzan en mantener un habla y reivindicar ciertas costumbres que se transmiten de forma oral. «Una señora me decía 'mi güelo vino pa acá en nineteen '. Intentan mantener un habla que mezcla el asturiano y el español pero pronto se tienen que pasar al inglés», explicó Luis Argeo.
Durante esos diez días también hubo tiempo para conocer parte del anecdotario de los emigrantes. «Aquí nunca dispusieron de sidra porque no hay manzanos. Pero los asturianos tenía fama de alquimistas y eran capaces de hacer licores con frutos como las bayas. Durante la ley seca siguieron haciéndolo pero a la hora de ponerlo a la venta se lo pasaban a los italianos», explicó Luis Argeo.
Vista la parte americana, había que completar el documental con la visión que los retornados y familiares de emigrantes de Castrillón tienen de los americanos. La distorsión volvía a ser la tónica dominante. «Hay dos visiones: la de aquellos que profundizaron más en la historia y que tenían referencias de retornados y la de los que recibían paquetes con ropa en épocas duras como la guerra civil o la posguerra», comentó Luis Argeo.
Estas dos visiones, que se reproducen a ambas partes del Atlántico, son las que dejan en el aire la conclusión del documental y también las que lo sitúan en una plano de máxima actualidad. «Ahora se habla mucho de los cayucos que llegan a Canarias, pero hace un siglo eran nuestros vecinos los que se embarcaban en busca de una oportunidad de mejorar su vida que no siempre se realizó. No ha cambiado nada, sólo los protagonistas. La historia se repite», comento Luis Argeo. (Fuente: La Voz de Aviles 16-04-07)
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