
Pelicula: "La misma luna"
de Patricia Riggen
Opinión: GUILLERMO ZAPIOLA
Una historia individual de soledades y separaciones abre el cauce para una reflexión sobre un vasto conflicto social en "La misma luna", film mexicano dirigido por Patricia Riggen que se estrena mañana.
Lo que cuenta la debutante directora Riggen a partir de un libreto escrito por Ligiah Villalobos es la historia de una madre y un hijo (Kate del Castillo, Adrián Alonso) separados por la frontera mexicano/norteamericana. El chico debió quedarse en México con su abuela, mientras su madre viajaba a Los Ángeles en busca de trabajo. Durante cuatro años, la madre ha estado trabajando ilegalmente y enviando dinero desde Estados Unidos a sus familiares, pero la muerte de la abuela, ocurrida cuando el niño tiene nueve años, cambia de pronto toda la situación.
Al encontrarse abandonado, el niño resuelve viajar a Estados Unidos en busca de la madre. El tránsito desde una pequeña aldea rural mexicana a la megalópolis norteamericana implica toda una aventura que el chico encara con el apoyo al principio reticente de un trabajador emigrante de mediana edad (Eugenio Derbez). Lo que alguien ha llamado "una improbable pareja" se abre paso desde Tucson hasta el muy latinizado Este de Los Ángeles. La única pista que el niño tiene con respecto al lugar donde está su madre es su descripción de la esquina de la calle desde donde le ha hablado por teléfono todos los domingos durante los últimos cuatro años. Lo que el chico no sabe es que la mujer mayor se dispone a regresar a México para reunirse con él, con lo que arriesga a que el viaje al norte se convierta en un verdadero `boomerang`, la última ironía del destino que puede desembocar en un definitivo desencuentro.
Durante su presentación de la película en el Festival de Sundance 2007 (donde fue aplaudida por un público de pie), la directora Riggen prefirió adoptar una postura de modestia con respecto a su trabajo: "Es una pequeña película, sin pretensiones, y llena de corazón. La cosa más gratificante para mí es ver la reacción del público. Me encanta verlos reír y llorar. No sólo quiero que estén entretenidos, sino que también espero que el significado de este trabajo permanezca con ellos".
Es obvio que el film maneja un tema candente: el de las complicadas relaciones de México con su poderoso vecino del norte. La historia del principal personaje femenino del film no es individual: hay en los Estados Unidos cuatro millones de mujeres mexicanas en su situación. La escritora Villalobos estuvo trabajando en el tema cinco años, aunque su declarado interés inicial era el drama intimista (una madre, su hijo, la separación) antes que el comentario social.
Inevitablemente, éste surgió con el paso del tiempo, en la medida en que hasta un muro se levantó en la frontera para evitar que los inmigrantes se cuelen.
El film mismo comenzó a existir cuando una amiga mutua presentó a Villalobos a la productora y directora Riggen, cuya filmografía previa incluye el corto de ficción La milpa y el elogiado documental Family Portrait. El título de La misma luna tiene un deliberado doble sentido: por un lado alude a la luna que todos ven, sin importar dónde estén. Pero por otro alude a una referencia en la película misma: al despedirse de su hijo, la madre le dice a éste que cada vez que se sienta solo mire la luna, sabiendo que también ella la estará mirando. En lo individual, es una manera de establecer un contacto a distancia entre dos personajes. En una perspectiva más amplia es un recordatorio de que todos los humanos vivimos, literalmente, bajo la misma luna.
Escribiendo un libreto a la distancia y entre dos
La directora Patricia Riggen y la libretista Villalobos pasaron un año trabajando juntas en el guión de La misma luna, revisando, reestructurando y puliéndolo en un proceso que se vio complicado por la geografía. Villalobos pasa la mayor parte de su tiempo en Nueva York (donde ha escrito algo de cine y bastante televisión, entre otras cosas la serie animada Go, Diego, Go!), mientras que Riggen vive en Los Ángeles.
De ahí que la mayor parte del trabajo se hiciera por teléfono. Para Villalobos, sobre todo, implicó hacerse un tiempo todas las noches, luego de las doce horas diarias que le dedica a la cadena televisiva para la cual trabaja.
Villalobos ha dicho que para ella, la clave de la película era aproximarse a la historia desde la perspectiva del niño. De acuerdo a sus palabras, quería ver dentro del corazón del muchacho, lo que un chico siente cuando alguien cercano lo deja atrás para ir a otro país en busca de una mejor vida para él. Así se formuló algunas preguntas que con seguridad no tienen una respuesta unívoca, como la de si la búsqueda de un mejor nivel de vida justifica que se lo pague con el alto precio de la separación
Opinión: GUILLERMO ZAPIOLA
Una historia individual de soledades y separaciones abre el cauce para una reflexión sobre un vasto conflicto social en "La misma luna", film mexicano dirigido por Patricia Riggen que se estrena mañana.
Lo que cuenta la debutante directora Riggen a partir de un libreto escrito por Ligiah Villalobos es la historia de una madre y un hijo (Kate del Castillo, Adrián Alonso) separados por la frontera mexicano/norteamericana. El chico debió quedarse en México con su abuela, mientras su madre viajaba a Los Ángeles en busca de trabajo. Durante cuatro años, la madre ha estado trabajando ilegalmente y enviando dinero desde Estados Unidos a sus familiares, pero la muerte de la abuela, ocurrida cuando el niño tiene nueve años, cambia de pronto toda la situación.
Al encontrarse abandonado, el niño resuelve viajar a Estados Unidos en busca de la madre. El tránsito desde una pequeña aldea rural mexicana a la megalópolis norteamericana implica toda una aventura que el chico encara con el apoyo al principio reticente de un trabajador emigrante de mediana edad (Eugenio Derbez). Lo que alguien ha llamado "una improbable pareja" se abre paso desde Tucson hasta el muy latinizado Este de Los Ángeles. La única pista que el niño tiene con respecto al lugar donde está su madre es su descripción de la esquina de la calle desde donde le ha hablado por teléfono todos los domingos durante los últimos cuatro años. Lo que el chico no sabe es que la mujer mayor se dispone a regresar a México para reunirse con él, con lo que arriesga a que el viaje al norte se convierta en un verdadero `boomerang`, la última ironía del destino que puede desembocar en un definitivo desencuentro.
Durante su presentación de la película en el Festival de Sundance 2007 (donde fue aplaudida por un público de pie), la directora Riggen prefirió adoptar una postura de modestia con respecto a su trabajo: "Es una pequeña película, sin pretensiones, y llena de corazón. La cosa más gratificante para mí es ver la reacción del público. Me encanta verlos reír y llorar. No sólo quiero que estén entretenidos, sino que también espero que el significado de este trabajo permanezca con ellos".
Es obvio que el film maneja un tema candente: el de las complicadas relaciones de México con su poderoso vecino del norte. La historia del principal personaje femenino del film no es individual: hay en los Estados Unidos cuatro millones de mujeres mexicanas en su situación. La escritora Villalobos estuvo trabajando en el tema cinco años, aunque su declarado interés inicial era el drama intimista (una madre, su hijo, la separación) antes que el comentario social.
Inevitablemente, éste surgió con el paso del tiempo, en la medida en que hasta un muro se levantó en la frontera para evitar que los inmigrantes se cuelen.
El film mismo comenzó a existir cuando una amiga mutua presentó a Villalobos a la productora y directora Riggen, cuya filmografía previa incluye el corto de ficción La milpa y el elogiado documental Family Portrait. El título de La misma luna tiene un deliberado doble sentido: por un lado alude a la luna que todos ven, sin importar dónde estén. Pero por otro alude a una referencia en la película misma: al despedirse de su hijo, la madre le dice a éste que cada vez que se sienta solo mire la luna, sabiendo que también ella la estará mirando. En lo individual, es una manera de establecer un contacto a distancia entre dos personajes. En una perspectiva más amplia es un recordatorio de que todos los humanos vivimos, literalmente, bajo la misma luna.
Escribiendo un libreto a la distancia y entre dos
La directora Patricia Riggen y la libretista Villalobos pasaron un año trabajando juntas en el guión de La misma luna, revisando, reestructurando y puliéndolo en un proceso que se vio complicado por la geografía. Villalobos pasa la mayor parte de su tiempo en Nueva York (donde ha escrito algo de cine y bastante televisión, entre otras cosas la serie animada Go, Diego, Go!), mientras que Riggen vive en Los Ángeles.
De ahí que la mayor parte del trabajo se hiciera por teléfono. Para Villalobos, sobre todo, implicó hacerse un tiempo todas las noches, luego de las doce horas diarias que le dedica a la cadena televisiva para la cual trabaja.
Villalobos ha dicho que para ella, la clave de la película era aproximarse a la historia desde la perspectiva del niño. De acuerdo a sus palabras, quería ver dentro del corazón del muchacho, lo que un chico siente cuando alguien cercano lo deja atrás para ir a otro país en busca de una mejor vida para él. Así se formuló algunas preguntas que con seguridad no tienen una respuesta unívoca, como la de si la búsqueda de un mejor nivel de vida justifica que se lo pague con el alto precio de la separación
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