VIH-sida, las heridas del alma
El 70% de personas infectadas lo oculta en su trabajo por temor a rechazos y represalias: la cuarta parte que lo dijo ha sufrido discriminación.
MANU MEDIAVILLA MADRID
Veinticinco millones de muertes después, y cuando hay especialistas como el español Bonaventura Clotet que se plantean incluso la erradicación del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del sida, sigue sin erradicarse el 'doble virus' que más lastra la lucha contra esa enfermedad: estigma y discriminación. Un peligroso cóctel de marginación social que, como advierte Udiarraga García Uribe desde la Coordinadora Estatal del VIH-sida (Cesida), aboca a una «malísima calidad de vida» y a cargar con «una mochila con muchas piedras» cuyo peso puede hacerse fatalmente insoportable.
Un simple reflejo español en vísperas del Día Mundial del Sida que se celebra el lunes 1 de diciembre: «El 70% de las personas infectadas tiene miedo a hablar sobre su situación en el ámbito laboral». Y no es para menos: del 30% que lo comentó con sus jefes o compañeros, la cuarta parte ha sufrido algún tipo de discriminación (24,4%), que en bastantes casos se manifestó de forma acumulativa, con expresiones de rechazo (15,7%), con presiones para dejar el trabajo (11,8%), con descalificaciones, indiferencia y/o despido (10%).
Derechos vulnerados
Estos datos de Cesida, que confirman la tendencia de sus anteriores investigaciones, adelantan los resultados de un estudio (bautizado ATLIS y con casi 3.000 pacientes de España y otros 17 países) que se presentará en febrero. Y su telón de fondo refuerza el mensaje de su campaña «Exprésate», que se apoya en manifestaciones artísticas para promover la integración de las personas seropositivas. Su lema no deja lugar a dudas: «Ante el VIH, tu actitud marca la diferencia». Porque, como remarca García Uribe, el 1 de diciembre no es más que un recordatorio anual para seguir «trabajando con cada una de las personas que vive con VIH», ya que «cada una tiene una historia que contar».
Contar, para empezar, el generalizado temor a la discriminación social y al estigma: en los 18 países de la encuesta ATLIS, del 54% «muy» o «algo preocupado» ante la posibilidad de que se sepa su condición seropositiva, el 83% cita aquellos dos motivos. Contar, en el caso español, el citado 70% de «miedo laboral». Y contar también, como apunta el coordinador de «Exprésate» José Miguel Gutiérrez, que «todavía se vulneran derechos fundamentales» de personas con VIH, con un puñado de personas rechazadas en algún centro sanitario público o concertado y en alguna residencia de mayores, a lo que se suma la injustificada exigencia --»ni compartir espacios ni la convivencia habitual producen infección»-- de un «certificado de no tener enfermedad infecto-contagiosa en recursos asistenciales» como residencias y programas de respiro familiar y de vacaciones.
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