2008/11/02

‘Revisión’ y género

Moncho Ramos Requejo
Una veterana luchadora por la revisión de las identidades y de la función social del género en el marco de la ‘primera’ transición, confesaba que las feministas se habían equivocado al plantear los problemas de las relaciones de género, como si a todos/as los ciudadanos/as se sintieran afectadas por su pertenencia a uno u otro género de igual manera.
Los asuntos problemáticos de género tienen sus raíces en la concepción clasista de la diferencia de género. Si todas/os tuvieran la misma capacidad para disfrutar de la libertad positiva, los problemas de género tendrían una solución más accesible.Lo que debe distinguir la convivencia entre humanos es la libertad. Para ser libres, los humanos deben ser liberados de sí mismos. Más allá de la violencia y de la coacción, como instrumento de convivencia, la libertad debe garantizar la identidad de las personas como seres libres; no la opresión, no la violencia; sí el diálogo entre iguales. Por eso quien domina sobre los demás, independientemente del género, es pues distinto a ellos/as, puede que sea a ‘su’ manera ‘más’ feliz y digno de envidia que aquellos/as a los que domina, pero no más libre. También ella/él se mueven en un espacio en que no hay libertad en absoluto.Que la política integral y la libertad van unidas, y que la tiranía en sus diversas formas y grados es la peor forma de todas las convivencias, recorre como un hilo rojo el pensamiento y la acción liberadora de la humanidad, desde la lucha contra la esclavitud hasta nuestros días en sus diferentes formas de esclavitud.Esta concepción es común a todos los movimientos políticos específicamente ideológicos. Desde una perspectiva humanista, lo decisivo es que la libertad no se localice ni en el hombre ni en la mujer; las luchas de género son sólo la manifestación de un problema más profundo y más amplio. Es un proceso que se realiza además de con los hombres y mujeres en el espacio de los asuntos de la cotidianidad. La violencia de género no es sólo, ni principalmente, un asunto psicológico, sino de posibilidad de ser libre, de capacidad económica y política para tomar decisiones. Uno de los múltiples errores de Stalin fue creer que la disidencia política podría curarse con sesiones en el psiquiátrico.

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