Festival de Cine Malaga 'El dios de madera'
Cristóbal G. Montilla | Málaga -elmundo.es
En la cultura hay muchos personajes que se empeñan en ser polifacéticos y a veces no les sale nada bien la jugada. Una sensación como ésta ilustra los coqueteos con el cine de Vicente Molina Foix. Una década después de haber debutado, también en Málaga, con la nefasta 'Sagitario', ahora ha regresado a los largometrajes para presentar un relato sobre el mundo de la inmigración al que le falta valentía y le sobran escenas aburridas y previsibles. Su segunda película se titula 'El Dios de madera', y para entender su proceso de elaboración habría que empezar diciendo que el guión de su autoría es producto de la adaptación de un cuento escrito por él mismo. Sin embargo, su 'yo me lo guiso y yo me lo como a lo Juan Palomo' no ha dado buen resultado, en la medida en la que reincide y evidencia las mismas carencias. Porque, claro está que él tiene los contactos y la financiación que para ellos quisieran los directores que hacen un cine respetable y nunca estrenan, pero su incursión en el mundo de la inmigración es tan desafortunada que la pobreza del guión oscurece interpretaciones notables como la de Nao Albet. Este joven actor es el hijo homosexual de la madurez que encarna Marisa Paredes, y la pieza que sostiene el cuadrado amoroso sobre el que gira esta cinta. Molina Foix ha querido hacer una historia sobre el mundo de la inmigracióm que parece un topicazo y un acercamiento a la religiosidad que sólo parece original cuando el hijo de la Paredes le cuelga sus gafas a la figura a tamaño real de un monaguillo. Para ello, este relato ambientado en la Valencia que lo subvenciona ha convertido a 'La Paredes' en la cristiana que quizás no sea y la ha hecho virar hacia una mujer que cambia las misas por el enamoramiento, por un senegalés que ejerce de vendedor ambulatante cerca de la ribera del Turia. Todo sea dicho, la historia que abriga la elección del actor para este papel tiene su merito, pues Madi Diocou es un inmigrante llegado en patera que aún vende bolsos en Barcelona, en la transitada plaza de Cataluña. Según ha explicado Molina Foix, esta propuesta es "una especie de fábula sobre la llegada del nuevo mundo que representa la inmigración". "No es una película social ni de alegato, aunque tiene un discurso y un fondo social en el que transcurre la acción dramática, cómica y sentimental", ha añadido. Inmerso en las preguntas que le hablaban de cierta costumbre a multiplicar los panes y los peces de un mismo texto, el escritor ha admitido la adaptación de un cuento suyo de1996, "cuando el fenómeno de la inmigración casi empezaba". Sin embargo, ha asegurado que "nunca adaptará una novela propia, porque las novelas ya están escritas y son un mecanismo narrativo completo, mientras que un cuento es distinto, porque éste sólo tenía nueve páginas". Dicho esto, sólo queda esperar que no incumpla su promesa.
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