2011/05/09

Asesina a su mujer de 20 puñaladas tras esperarla tres horas en la calle

El agresor abandonó el arma contra el cuerpo agonizante de su esposa, de la que se encontraba en trámites de divorcio. La mujer tenía 30 años y dos hijas de 9 y 6 años de edad.

ÓSCAR LEZAMETA , ALMERÍA | diariosevilla.es
V. F. C., de 45 años, se tomó un café en la pastelería Sol. Eran poco más de las siete de la mañana. Salió del local y esperó en una esquina con la vista puesta en el portal del número 47 de la calle Jaúl. Sabía que Arancha E. L., de 30 años, su pareja de hecho, en trámites de separación, tenía que salir a pasear al perro, después de despertar a sus hijas de 9 y 6 años. Eran las 10:37, cuando los vecinos escucharon un "¡Socorro, socorro!", seguido de un atronador silencio. Arancha se desangró frente a la cafetería Indalo. Cuando llegaron los servicios de emergencia, se había dejado la vida en el asfalto del barrio de El Zapillo. Momentos después la colaboración de un ciudadano permitió detener al autor del segundo crimen por violencia de género en lo que va de año en la provincia.

Mientras estaba en comisaría, el lugar se convirtió en el escenario de las lágrimas entre los vecinos, familiares del presunto agresor que no podían creer lo ocurrido y la madre de la víctima, que necesitó atención sanitaria, y dos niñas que jamás volverán a ver a su madre.

Asombraba a todos pensar en la enorme frialdad con la que actuó el asesino. El dueño de la cafetería donde se dejó la vida Arancha confesaba perplejo que "el hombre no dijo ni una sola palabra, se dirigió hacia ella y comenzó a pegarle puñaladas sin parar". Al final, según fuentes cercanas a los hechos, hasta 20 se contaron en el cuerpo de una mujer que "preparaba la comunión de una de sus hijas que iba a tener lugar este mes" y de la que destacaban "su largo pelo pelirrojo". Poco después de las 11:00, a pesar de los manguerazos y de cubos de agua, aún se podían ver en la acera restos de sangre de Arancha.

Frente al portal, los efectivos de una ambulancia no daban abasto para calmar los ánimos. Habían acudido a la vivienda de la víctima para atender "a la abuela" a quien sus nervios dijeron basta. Mientras estaban en el tercer piso, fueron requeridos porque el padre, madre y hermanas del autor del crimen, que se habían presentado en el lugar, no daban crédito a lo que los vecinos le contaban: "¡Dime que no la ha matado, dime que no la ha matado!".

Poco después se conocieron los macabros datos: más de 20 puñaladas y un cuchillo recién comprado, el arma homicida. También se informó de la detención del presunto asesino, quien abandonó el lugar y fue interceptado por uno de los vecinos que se sobrepuso al horror que acababa de presenciar. El detenido pasará a disposición judicial en las próximas horas y el magistrado que le tome declaración le enviará a la prisión de El Acebuche, ya que reconoció los hechos en las declaraciones que hizo en las dependencias policiales de la avenida del Mediterráneo. La Subdelegación del Gobierno almeriense aseguró que "no existían denuncias por malos tratos" precedentes. El Ayuntamiento y la Consejería de Igualdad y Bienestar Social condenaron rápidamente el asesinato.

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