2010/01/04

«El castigo no es la solución, hay que apostar por la prevención»

JUAN PLAZA -lne.es
¿Ha servido para algo la mediación familiar?
-Para mucho. De hecho el Estado tendría que meter más dinero en este servicio. La mediación familiar es un cauce de entendimiento que abre vías de diálogo, pero el problema es que no se divulga. A las mujeres que han sufrido violencia de algún tipo no se las deja acceder a este tipo de servicio, pero volviendo a la reflexión anterior hay que mirar el grado de violencia, porque si ha sido sólo un insulto la mediación puede ayudar. No se pueden meter a todas las mujeres en el mismo saco. Está claro que si ha sido una agresión física grave hay que tomar otras medidas, eso nadie lo discute.

-¿Por qué es tan políticamente incorrecto hacer reflexiones como la que acaba de hacer?
-Porque vivimos en una sociedad en la que se está dando marcha atrás en la historia y no hacerlo parece que no es correcto. Se ha aprobado la ley de Memoria Histórica y se vuelve a distinguir entre hombres y mujeres. Eso en los años sesenta se estaba solucionando y se había abierto un camino de igualdad entre hombres y mujeres que ahora parece que se está rompiendo.

-¿Es un problema español?
-Está claro que la violencia de genero es, en muchos casos, un problema cultural. Muchos de los casos tienen como protagonistas a ciudadanos de Sudamérica, en donde la superioridad del hombre sobre la mujer está más o menos bien vista. Pero no podemos juzgarlo todo igual. Las estadísticas pueden engañar. En los casos en los que se produce una muerte por violencia de género tenemos que ver las causas. He tenido casos en los que el hombre estaba afectado por una demencia senil muy importante y no era consciente de lo que hacía ni de que había matado a su mujer. Hay que tener cuidado porque eso no es violencia de género.

-¿Qué se puede hacer con las denuncias falsas?
-No me gustaría entrar en la polémica de las denuncias falsas, pero sí que es cierto que en España tenemos recogido el delito de la denuncia falsa en el Código Penal y si se demuestra que ha ocurrido algo así, la fiscalía debería actuar con todo el peso de la ley. Pero hay que demostrarlo. Lo que me gustaría es que se hiciese una estadística real de cuántos casos se denuncian en Comisaría y el camino que han seguido y cómo se han tratado. Si se hiciese un estudio fiable veríamos que la cosa no es como se quiere pintar. Eso no quiere decir que no haya violencia porque sí la hay, pero el castigo no funciona, hay que apostar por la prevención.

-¿Qué futuro le espera a la sala de violencia de género de Gijón?
-Evidentemente saturación nada más llegar. Pero hay que preguntar a los abogados a ver si cuando tienen un caso de violencia lo desvían a ese juzgado directamente o quieren que los procesos civiles se tramiten en los juzgados de familia. Está claro que a mí no me gustaría que me metieran juicios penales porque me especialicé para algo y lo mismo pasa con mis compañeros que llevan penal. No es que valgamos menos, es que estamos especializados. Y ahora el Gobierno lo ha juntado todo en el mismo juzgado.

-Usted siempre pidió reformas estructurales en los juzgados de familia...
-Y creo que las puedo conseguir. De momento tengo la promesa del director general de Justicia del Principado de Asturias que está intentado conseguir que al menos una de las salas de vistas de los juzgados de familia gijoneses cambie de forma y tenga, como se hace en Granada, una gran mesa ovalada en la que se sienten todas las partes implicadas en los procesos. Asi no habrá togas, distintas alturas ni formalidades. Todo el mundo se sentirá al mismo nivel y no se sentirán presionados. Todos están próximos y pueden hablar y se quita el miedo a los juzgados que tienen muchos de los justiciables. Y también sería positivo que los niños no tengan que pasar por otros juzgados y que tuvieran a su servicio equipos psicosociales y guarderías en las que puedan esperar. Hay que construir un cinturón con puntos de encuentro y equipos humanos al servicio de los juzgados de familia. Los puntos de encuentro funcionan con muy poco dinero. Hay que invertir en todo eso y entonces no sería necesario tanto dinero para la violencia de género. Necesitamos prevención.

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